“Lo que es nuevo no es que el mundo no tenga, o tenga poco, o menos sentido, sino que experimentemos explícita e intensamente la necesidad cotidiana de darle alguno: de dar sentido al mundo. Esta necesidad de dar sentido al presente, si no al pasado, es el rescate de la superabundancia de acontecimientos que corresponde a una situación que podríamos llamar de “sobremodernidad” para dar cuenta de su modalidad esencial: el exceso.”
Marc Augé
La meditación se desvanece, es acelerada y ruidosa llena de alergias. Transcurren los días sin contenido, sin árboles, sin el calor del sol vivo, llenos de humos de contaminación, de aguas oscuras y pensamientos de éxito. En la ciudad, olvido que mi cuerpo soy yo y es una extensión de mí. Me vuelvo la autómata, olvido la belleza del Ser y que la vida tiene gracia. El tiempo que genera estrés pasa por alto el encuentro con nuestro camino. Se nos olvida que realmente necesitamos poco y que en la sabiduría de la naturaleza todo se moldea a ella. Olvidamos que la vida del hombre se construye de retazos, pedazos y fragmentos. Somos el desencadenamiento del tiempo que no se detiene, del movimiento acelerado que le teme a la pasividad y a la paciencia.
Este proyecto realizado a partir de fotografías representa los ciclos inconclusos a los que me he sometido para encajar en una sociedad que ha olvidado el Ser y se ha dedicado a la repetición de la vida acelerada en donde los procesos largos no tienen cabida. El Bosque en Llamas se involucra también en una reflexión sobre las sociedades excitadas de las que habla Virilio; de las sociedades del espectáculo de Debord, pero sobre todo, hace un llamado a sentir nuestro camino en medio de la simpleza que trae observar el fuego de un árbol quemándose en silencio.
Obra compuesta por: 1 video y 8 fotografías
Lugar: La Mojarra-Colombia
todos los derechos reservados